Testimonio Hna Cristina Derazenski
He escuchado desde que era agnóstica que Dios es amor, que la mejor
palabra que define el ser creyente o religioso es el amar, el amor,...
y no podía, desde mi excepticismo y acidez al observar a la gente,
especialmente la que decía creer con gran convicción en la existencia de
Dios, ese amor.
recorrí muchos lugares, desde la casa de una señora bian en flores donde
se hacían cursos de control mental metodo silva, hasta un grupo de
budistas de una rama de la que no recuerdo el nombre, que tienen un
templo inmenso en pleno centro de la ciudad, pasando por reuniones
evangélicas de Protestantes de los más tradicionales (!). Toda gente con
un gran corazón y que me recibían y me integraban con mucha cortesía,
donde yo no me sentía pertenecer aún con toda esa amabilidad y respeto
no quiero que parezca que no veo amor en esas personas...no.
lo que siento es que sólo he podido atizbar lo profundo de la frase "y
a tu prójimo como a tí mismo" cuando me vi, me espanté de ver mi
indignidd. Y también estaba el mandato de amarme, proque en esta
insignificancia desde lo humano Dios habitaba mi corazón...y qué grande
y milagroso que en este ser que me enseñaron a despreciar -mi propio
ser- el Arquitecto del mundo tenía una chispa de sí mismo en lo prfundo
de este mi corazón.
que Dios se hizo hombre para cargar con nuestros pecados...siempre me
pareció una frase incomprensible. Como alguien que no tuvo la alegría de
ser llevada por el camino de la fe desde pequeña sino de la supremacía
de la razón, era incapaz de entenderlo. Palabras, sólo palabras...como
agua que se escapa de entre los dedos. se me escapaba el sentido de
estas palabras por entre los cabellos sin llegar a penetrar en mi
conciencia.
hasta que él dijo "cualquiera de nosotros puede ser Pedro, y tambien Judas"
y supe que sí, yo también podía ser Judas, y que mi Maestro decía que él
también podía ser Judas, mi Maestro! aquél a quien yo había visto drenar
oleo de sus manos. Aquel a quien había visto entregarse al Dios
invisible, al viento amoroso del omnipresente.
como a tí mismo.
y nadie es más que su señor.
qué amor le daría al projimo si no había amor para mí misma?
que Dios podía decir amar, si el Dios que yo veneraba me decía que
habitaba en mí, y yo lo negaba?
creer selectivamente lo que se acomodara a mi estructura psiquica?
no parecía muy coherente.
Entonces vi la gran herida que atravesó el corazón de la misión. Y vi a
mis padres de la fe desahacerse de dolor, y sin embargo por eso mismo
amando más profundamnete que nunca a quienes se habían entregado a la
ceguera y la locura. Y supe que el amor es siempre, es en todo, es en
esta Obra porque de no ser así ahí se habría terminado todo.
y aquí donde no me miran todos bien, donde yo misma no miro a todos
alegremente, no se tolerar lo que me cuesta aceptar, no soy prudente,
aquí sí entendí que amor es Dios porque sinó no sería posible que nos
llamámos creyentes, ni religiosos, ni mucho menos cristianos.
aquí donde duele, porque no es fácil ni agradable ni es con quien yo
elijo, ni con quien me elije, es donde la gota brillante del amor
fulgurante del creador se me ha manifestado como real. Y dejó de ser
palabras, sólo palabras, sino que es cierto. Es acierto. Y aquí sí puedo
decir que se me ama, y que se me contempla como parte del corazón de
luz, en donde no puedo no verme porque me ven...y por esa misma amorosa
acción todo en mí, aún a pesar de mi psiquismo, se reconoce parte del
plan sin tiempo de la luz-amor-divinidad.
y Madre tiene sentido, y Madre espiritual es de un significado vivo, y
Madre Nuestra es literalidad.
Si para Ella yo soy importante, por qué negarme? y si amar empieza por
Dios por soobre todas las cosas también cierto es que sigue por el
projimo como a mí misma: y aquí donde el projimo duele, supe qué
verdadero y qué manifiesto es ese mandamiento...por qué es
"mandamiento". Acá no es fácil, porque el projimo y mí misma somos con
toda la compleja inmensidad: la bajeza y la maravilla.
Yo escuchaba que decían Dios es amor pero no era abrazada por ese amor,
no sentía que Dios me amaba por ser su obra, más allá de lo que el mundo
y yo misma hubiera hecho con esa obra suya, ni veía que otras almas aún
en la incomprensión de esta punta de iceberg que soy, me dijeran "yo te
amo, porque eres hija del mismo padre y la misma madre, porque eres
parte de este Amor que nos ha dado a Luz". Mis maestros me lo han mostrado.
Mis maestros me han manifestado la verdad que les es transmitida: la que
agrada y la que no. Y sobre todo el mandato: si no hay amor no hay
camino. Y ese amor empieza por el cercano, el más cercano a mí, no el
que decido: el que está ahí justamente estrellándome con mis aristas.
Hay gente muy buena en este mundo, hay gente valiente. Y menos, pocos
hay consecuentes con lo que predican.
En la incondicional coherencia con lo que se ha conocido.
Gloria a tí, Señor. Gloria a tí Diosa Madre. Gloria a tí Reina, que
sostienes nuestros seres, que has dado fortaleza y discernimiento a
nuestros maestros, y sobre todas las cosas, les has dado un amor
inconmensurable, del que es imposible desentenderse.